A mediados de enero explicaba en este mismo blog que algunos compañeros del sindicato me habían pedido que encabezase una candidatura para relevar a Cándido Méndez, que dejará la Secretaría General de la UGT en apenas una semana, en el 42 Congreso Confederal. En aquel momento dije que me imponía tres requisitos para dar el paso: tener apoyo, tener equipo y tener proyecto. Un mes y medio más tarde, tras miles de kilómetros recorridos y decenas de asambleas celebradas con afiliados/as y delegados/as de todos los sectores y prácticamente todos los territorios de España, he anunciado oficialmente mi candidatura para optar a liderar la Confederación durante los próximos cuatro años.
Emprendo este viaje con la maleta repleta de la experiencia que me aportan todos estos años al frente de la UGT de Catalunya, pero mi equipaje se compone en igual medida de ilusión y energía, porque eso es lo que me han transmitido los afiliados/as de base y los delegados/as de empresas en las asambleas abiertas que hemos organizado durante estas semanas. Me han mostrado su apoyo –tenemos avales más que suficientes para presentarnos-, han compartido conmigo sus inquietudes e ideas de renovación para el sindicato y muchos se han comprometido y se han mostrado dispuestos a dar un paso al frente para acompañarme en este reto.
Éste no es ni un Congreso más ni un momento cualquiera en la historia de la UGT y por eso nuestro proyecto quiere significar un cambio en profundidad, tanto en propuestas como en estructura y en cultura organizativa, con un único objetivo: hacer del sindicato una organización más ágil, flexible y eficaz en el servicio a nuestra afiliación y en la defensa de la clase trabajadora.
Para ello es necesario culminar la reorganización interna del sindicato, que supondrá la reducción de seis a tres federaciones, así como un importante proceso de sectorización que servirá para que los trabajadores se sientan más identificados con la organización a la que se afilian y para que el sindicato pueda dar mayor cobertura a los empleados de las empresas subcontratadas y de las pymes. Además, esta nueva estructura permitirá una mayor participación de los afiliados/as y los delegados/as, pero queremos llegar más lejos en este ámbito: el Comité Confederal continuará aprobando los grandes acuerdos de concertación, pero después de consultar a afiliados/as y delegados/as, lo que además obligará a abrir un debate previo con las bases del sindicato.
Por otra parte, tanto en Catalunya como en el resto de España en las últimas semanas he podido comprobar que la UGT sigue fuerte en las empresas, nuestro espacio natural, gracias al papel que desempeñan nuestros delegados y delegadas día a día. Pero no podemos ignorar que la percepción social del sindicato ha empeorado en los últimos años como consecuencia de la actuación ilícita de algunas personas –convenientemente amplificado, cuando no tergiversado por determinados medios de comunicación-, algo para lo que nuestra organización no estaba preparada. Es urgente recuperar el prestigio de nuestras siglas y para ello consideramos necesario trabajar desde al menos tres perspectivas.
En primer lugar, una reducción de la estructura del sindicato, acompañada de un plan de viabilidad conjunto de la Comisión Ejecutiva Confederal, las federaciones y las uniones territoriales, para transvasar recursos hacia las organizaciones de base y así ofrecer mejor atención y servicios a los afiliados/as.
Indudablemente también debemos hacer un esfuerzo de transparencia, lo que supone no sólo la obligación de gestionar los recursos públicos con garantías, sino además explicar qué convenios establecemos con la administración, por qué lo hacemos y publicar los datos para que los ciudadanos los puedan consultar.
Y, por último, de este Congreso tenemos que salir reforzados internamente para dejar de hablar de nosotros mismos y centrarnos en nuestra misión: defender los intereses de la clase trabajadora. El sindicato tiene que presentar propuestas para solucionar los problemas de la gente, especialmente de los colectivos que se han visto más afectados por la crisis económica, como son los parados de larga duración mayores de 55 años que se encuentran al final de una larga carrera de cotización con una pensión de miseria, o los jóvenes que tienen que emigrar porque nuestro país les niega un proyecto de vida, o las familias sumidas en la pobreza como consecuencia del paro y que no pueden pagar la luz o el agua, o que son desahuciadas.
Y hay que hablar también de la recuperación del contrato relevo, de la indecente ratio mediador/usuarios de nuestros servicios públicos de empleo comparados con otros países de Europa, de hacer compatible la ocupación con algunas ayudas sociales, de la necesidad de un plan estratégico industrial… Pero, además, pensamos que las propuestas del sindicato se tienen que debatir previamente con las bases, a través de fórmulas que vayan más allá de los congresos cada cuatro años, como por ejemplo conferencias temáticas.
Me presento en este Congreso con un proyecto para la UGT a largo plazo. Y esto lo garantizan las propuestas, consensuadas con una amplia mayoría de organizaciones del sindicato, y sobre todo las personas que me acompañan, un equipo que combina experiencia y juventud, procedencia diversa (tanto de sectores como de territorios) y una clara voluntad de servir al sindicato y a los trabajadores y las trabajadoras.
Los delegados y las delegadas del 42 Congreso Confederal deberán decidir si depositan en nosotros su confianza para liderar la transformación del sindicato que creemos ineludible en este momento. Si optan por otro equipo, que nadie dude que estaremos a su lado y trabajaremos por el proyecto común de la UGT, satisfechos al menos de haber contribuido esta vez antes de un congreso a un interesante y enriquecedor debate en la organización.