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El pasado domingo 23 de julio, se cumplió el vigesimotercer aniversario de la muerte de Joan N. García- Nieto, un gran referente personal, moral e intelectual para muchas personas de Cornellà y del Baix Llobregat, que simboliza todavía hoy los ideales de la utopía, el compromiso y la voluntad de transformación social.
Para aquellas personas más jóvenes que no han conocido su prolija obra ni a la persona, entre otras muchas cosas fue jesuita, sociólogo, profesor del Instituto de Estudios Laborales de ESADE, miembro destacado del PSUC – después de Iniciativa per Catalunya – un gran defensor del sindicalismo de clase, de CCOO y un luchador contra la marginación y la exclusión social. En resumen, una figura clave en nuestra historia reciente, de un contenido intelectual sólido y relevante y con una influencia social que todavía hoy perdura.
Su artículo: “Un proyecto de SOCIEDAD en CLAVE DE UTOPÍA”, escrito en 1989, que hay que contextualizar en ese momento, ya augura las terribles consecuencias en términos de pobreza y desigualdad de un “mercado total” insaciable, incapaz de solucionar las contradicciones sociales. Apunta cómo la innovación tecnológica facilitará la aparición de un tejido social polarizado y un escenario socioeconómico con una perspectiva de trabajo escaso, desigualdad, frustración y exclusión social para las futuras décadas. Prevé el aumento de colectivos sociales condenados a la marginación y las exclusión social coexistiendo con trabajadores bien instalados en empleos de muy alta cualificación y elevada remuneración. Avanza que predominarán los valores ético-sociales que intentarán legitimar y fortalecer esta dualización de la sociedad a través del culto al pragmatismo posibilista propio de una modernidad mal entendida. Desarrolla una crítica a una oferta formativa pragmática, elitista, anclada en la vieja cultura del trabajo que proyecta competitividad e individualismo. Pronostica que las nuevas tecnologías bajo la ley del más fuerte, serán una herramienta al servicio e intereses de las corporaciones transnacionales y la defensa militar y se atreve por último, a decir que se abre una brecha cada vez más honda y ancha entre el Norte y el Sur con todo lo que significa en términos de desarrollo desigual e injusticia global.
García-Nieto desarrolla una alternativa, consciente de la necesidad de hacerla compatible con una política del “mientras tanto”. Es decir, facilitar y ofrecer soluciones a los colectivos afectados por la precariedad derivadas del paro y su cronificación, a través de un desarrollo amplio de políticas de protección social.
Su alternativa, consiste en:
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Una política de “plena actividad”, un trabajo diferente y ocupaciones socialmente útiles. Hoy todavía abogamos por un cambio de modelo productivo con empleo estable, de calidad, que teniendo como base un tejido industrial sólido e innovador se encamine a la inversión social, a la creación de empleo en sectores de atención y cuidado de las personas.
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Trabajar menos tiempo para que puedan trabajar más personas.
Paradójicamente en esta etapa de crisis, con un aumento exponencial del paro, los gobiernos profundizaron a través de reformas y contrarreformas laborales, en la pérdida de derechos, desregulación, precarización y devaluación salarial.
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La asignación de una renta básica universal, como derecho de ciudadanía a través de una asignación económica desvinculada del trabajo, que él denominó “salario ciudadano”.
Destacar el importante debate social, con posiciones diversas sobre este ingreso que podría convertirse en un mecanismo de lucha contra la desigualdad, podría permitir avanzar en la remuneración digna del empleo o en aflorar economía sumergida. El debate también aparece vinculado al efecto que podría provocar sobre la desaparición de puestos de trabajo el previsible avance de las nuevas tecnologías y la automatización creciente del trabajo.
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Un nuevo tejido social activo, crítico, con una estructura más participativa y horizontal, descentralizado en su toma de decisiones que se debería configurar como un verdadero contrapeso social.
Valora el dinamismo de los movimientos sociales y advierte que la prioridad de los partidos de izquierdas deben ser los problemas de la gente y no su endogamia e inercias históricas.
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Por último, ofrece una nueva oferta educativa integral, a lo largo de toda la vida, transformadora, de menos consumo material y más cultural, que combine adecuadamente conocimientos y relaciones interpersonales para la solidaridad.
Releyendo su obra observamos la vigencia del conflicto social y la similitud en infinidad de problemas sociales y laborales. Vemos cómo supo entender que hay que avanzarse y que determinados paradigmas de cambio siempre son una oportunidad. Nos hace reafirmarnos en perseverar, en seguir soñando y construyendo un modelo de sociedad con valores, desde la cercanía con la naturaleza y las personas, ecológico, planetario, fraternal y solidario.
Releer nos ayuda a entender cómo 30 años más tarde, los problemas de la sociedad cambian pero se mantiene inalterable un hilo conductor permanente de las funestas consecuencias de la hegemonía de un capitalismo depredador sin reglas ni contrapoderes en la vida de las personas, especialmente de los más débiles y vulnerables.
Necesitamos saber de dónde venimos, para saber dónde vamos y para seguir comprometidos en no renunciar aún sabiendo que queda mucho por luchar, a no ser -como decía Juan – que la imaginación, la audacia y el aliento utópico nos ayuden finalmente a encontrar nuestros tan anhelados caminos alternativos.